POEMA LOS DADOS ETERNOS
- Cesar Vallejo -
Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomadote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
¡tú no tienes Marías que se van!
Dios mío, si tú hubieras sido ,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado.
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.
Dios míos, y esta sorda, obscura,
ya no podrás , porque la Tierra es un dado roído
y ya redondo a fuerza de rodar a la ,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
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